¡¡Esta
semana traigo algo para los valientes (y para los menos)!! ¡Algo que te hará
volar!
El sábado
pasado estuve sobrevolando tierras alcarreñas con Paramotor…es algo a lo que yo
iba de acompañante, iba solo a mirar a los demás como lo hacían... No me gusta volar,
montar en avión, menos (aunque lo hago por esa pasión que tengo por viajar,
pero no lo paso nada bien…)
Contactamos
con la empresa MAD Parapente. Hablamos con Alberto Martín, piloto,
instructor y director de la empresa.
Éramos un
grupo de 11 personas. Nos hizo un precio bueno para grupos y reservamos con él
para volar en La Muela (Guadalajara) un sábado por la mañana ya que nos pillaba
cerca porque la mayoría del grupo es de allí.
Hacia una
mañana estupenda, soleada aunque fresquita a primera hora. Madrugamos (para mí,
todo lo que sea antes de las 10:00 es madrugar, que le voy a hacer) a las 8:30
quedamos con él en la muela.
Os cuento
lo que nos cuentan de ella en la página de MAD Parapente.
“250 metros de
desnivel, ideal para alumnos y “miedosillos”. Los atardeceres de La
Muela son de un naranja intenso, que baña los campos a los pies de la
montaña y tiñen el cielo de colores cautivadores como el que podéis ver en la
imagen de fondo”.(Según la página de MAD Parapente).
Llegó el
día, fuimos puntuales, mira que en un grupo grande, es raro…el que no le ha
sonado el despertador, es que tenía emergencia de última hora…en fin… jaja
Uno a uno
iban subiendo al paramotor con Alberto, el vuelo que cogimos fue de 15 minutos de
duración pero nos estuvieron informando de vuelos de hasta 1 hora y pico de
duración y por distintos lugares, sé que vuelan en Madrid y Ávila pero para
mayor información poneros en contactos con ellos.
Su página
web no tiene desperdicio y podéis ver mogollón de vídeos y fotos para abrir
boca.
Todo el que
terminaba su experiencia voladora me
decía lo mismo.
¡Que pasada! Tienes que montar, esto no te lo puedes perder, te vas a
arrepentir si no lo haces, ya que estas aquí, hoy es el día…
Así uno
tras otro… es verdad que en mi empezaba a florecer la curiosidad porque todo el
mundo estaba encantado, me decían que no daba nada de vértigo y nada de impresión.
Empecé a
preguntar a los monitores que seguridad me daba y como podía convencerme para que
subiera…os recuerdo que tengo miedo a volar, no por vértigo, si no por miedo a
morir estampada sobre la faz de la tierra…ya sé que te puede pasar cualquier
cosa y lo mismo dentro de segundos no estamos aquí, pero…que le voy a hacer, no
tener los pies en suelo firme…no me gusta mucho…
Cuando
preguntamos al piloto si podría subir una persona que se animara a última hora,
nos dijo que tenía que verlo por el tema de la gasolina, yo ahí en parte me
alegré…oye, si no se puede, tranquilos, que ya si eso, otro día…
Me dijeron
que tranquila, que había gasolina para montarme a mí y otros más…
Vale, pues
ya está…no hay vuelta atrás…la última era yo en montar y la espera se me hizo
eterna.
Nos
aconsejaron llevar gafas de sol, guantes y un corta vientos, porque ahí arriba
se siente bien la fresca…y era un día que nos hizo de media 28 grados a las
12:00 de la mañana.
Me vi
montada en el paramotor, mi casco, mis gafas de sol prestadas al igual que el
cortavientos (yo no tenía esto planeado), enchufé mi cámara deportiva para
grabar el momentazo, me temblaban hasta las canillas. Esa sonrisilla nerviosa…y
todo el grupo animando. ¡Vamos!. Yo saludando en plan “Leti” y cuando me quise
dar cuenta estaba en el aire. Tengo que decir que fue una experiencia
maravillosa, no me dio nada de impresión porque no tienes esa sensación de caer
al vacío en ningún momento. Nada de vértigo, nada de miedo. Disfruté al máximo del paseo y el tiempo se me hizo cortísimo
ahí arriba.
Os animo a
probarlo porque es toda una experiencia y es algo en lo que me cerraba en banda
total hasta que llego la oportunidad y me gustó bastante. Repetiré en otras
zonas…
¿Habéis
hecho alguna vez esta actividad? ¿Os animaríais a hacerla?
Si vais
acordaros de mí y contarme vuestra experiencia.
¡Hasta la
semana que viene!